Isaac, que era hijo de Abraham y Sara, se casó con
Rebeca.
Tras varios años de casados no conseguían tener hijos, por
eso Isaac rogó a Dios para que su mujer pudiera darle hijos.
Al cabo de algún tiempo Rebeca se quedó embarazada de
mellizos, así que cuando dio a luz no solo nació un niño sino que nacieron dos.
A los dos niños les llamaron Esaú y Jacob, Esaú nació
el primero y Jacob nació a continuación.
El primer hijo de la familia tenía el derecho a heredar las
posesiones de su padre, la primogenitura. Jacob como hijo menor no tenía
derecho a esa herencia.
Los dos hermanos eran muy diferentes.
Esaú era rudo, fuerte, con mucho vello por todo el cuerpo,
vivía la vida sin preocupación y su actividad favorita era la caza.
Jacob por el contrario era mas tranquilo, le gustaba
quedarse en casa ayudando a su madre, aunque era muy avispado y ambicioso.
Desde niño Jacob sabía que la primogenitura la iba a heredar
Esaú, su hermano mayor.
Jacob también sabía que esto era algo muy importante,
pero Esaú como ser primogénito no le había costado ningún esfuerzo, no le daba
el verdadero valor que esto tenía.
Pasó el tiempo e Isaac, ya anciano y casi ciego sabía que se
acercaba la hora de su muerte. Había llegado la hora de entregar la
primogenitura a su hijo Esaú.
Jacob informado por su madre Rebeca de los planes de su
padre decidió llevar a cabo una trampa. Cocinó un guiso muy sabroso y esperó a
que su hermano regresara de cazar. Esaú regresó hambriento y al olor del guiso
que había cocinado su hermano le pidió que le diera de comer.
Jacob accedió a darle de comer con una condición, que le
cambiara la primogenitura por un plato de aquel guiso delicioso. Y sin pensarlo
ni un momento ¡Esaú aceptó el cambio!
Isaac en su lecho de muerte mandó llamar a Esaú para darle
la bendición del primogénito. Pero Jacob ayudado por su madre Rebeca se
disfrazó con pieles de animales para que su padre, que se había quedado ciego,
al tocarlo y olerlo creyera que estaba bendiciendo a Esaú.
De este modo Jacob logró la primogenitura que tanto deseaba.
Pero cuando Esaú regresó de la caza y se enteró del engaño de Jacob quiso matarlo. Jacob tuvo que huir de su casa por temor a que su hermano lo matara.
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