GLADYSS ALWARD
Era una joven inglesa que había nacido en el invierno de
1902 en el seno de una familia trabajadora. Pronto descubrió su verdadera
vocación, quería ser misionera en China, así que intentó prepararse para
aprender su complicado idioma y sus tradiciones. La primera puerta que se le
cerró a Gladys fue la de una organización misionera, la China Inland Mission,
debido a sus malas calificaciones académicas pero, lejos de rendirse, continuó
ahorrando lo poco que podía y, gracias a algunos de los dueños de los hogares
en los que trabajaba, devoró todos los libros que pusieron a su alcance sobre
la cultura china.
Cuando consiguió recoger el suficiente dinero para pagarse
un viaje en tren, una Gladys a punto de alcanzar los treinta se dispuso a
atravesar medio mundo para hacer realidad su sueño. Su viaje finalizó en la
localidad de Yangcheng donde empezó a colaborar con una misionera llamada
Jeannie Lawson. Juntas acogieron en su “Posada de las ocho alegrías” a los
viajeros que atravesaban aquella zona, situada en una de las rutas comerciales
chinas. Además de darles cobijo y comida, ambas mujeres, de los escasos
occidentales instalados en la zona, predicaban la Palabra de Dios a todos
aquellos que las querían escuchar y consiguieron que algunos de aquellos
comerciantes se convirtieran al cristianismo.
También empezó a hacerse cargo de los muchos niños huérfanos que deambulaban por las calles.
También empezó a hacerse cargo de los muchos niños huérfanos que deambulaban por las calles.
Cuando estalló la guerra entre China y Japón en 1938, y la
localidad de Yangcheng fue bombardeada, Gladys no dudó en huir con el centenar
de niños que había llegado a recoger con los que atravesó montañas y cruzó ríos
para ponerlos a salvo.
Finalmente, falleció a principios de 1970.
1 comentario:
Me ha gustado mucho esta historia. Y me ha encantado el video.
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