La escalera de Jacob (Cristina profe de Religión)

Jacob tenía un hermano gemelo que se llamaba  Esaú a quien engañó para quitarle la bendición de su padre Isaac. Aunque eran gemelos, Esaú nació primero, así que debería haber recibido la bendición de su padre, por ser el primogénito, en lugar de  Jacob.

Jacob y su madre Rebeca engañaron a Isaac haciendo que Jacob aparentara ser peludo como su hermano Esaú.  Como Isaac casi no podía ver, no podía distinguir quién era quién. Al final Esaú estaba muy molesto por no haber recibido la bendición especial de su padre y decidió matar a Jacob en cuanto su padre muriera.

El Señor le dijo a Rebeca cuando ella estaba embarazada que tenía dos naciones dentro de ella y que una sería más fuerte que la otra y que la mayor serviría a la menor.

Rebeca conocía el plan de Esaú de matar a Jacob, así que le dijo a este que se fuera de la aldea hasta que Esaú ya no estuviera molesto.

Y Jacob se fue. Se alejó caminando o montando a caballo y al final de un largo día de viaje decidió parar y descansar toda la noche. Jacob durmió bajo las estrellas. No tenía una almohada así que encontró una piedra de buen tamaño para recostar su cabeza. Cayó en un sueño profundo y comenzó a soñar. Primero vio una escalera muy larga que tocaba el suelo, y su parte superior alcanzaba el cielo. Luego vio los ángeles de Dios subiendo y bajando por la escalera. En la parte de arriba de la escalera estaba el Señor y le habló diciendo: "Soy el Señor, el Dios de tu padre Abraham e Isaac.  Te daré a ti y a tus descendientes  la tierra en la que estás. Tu familia continuará creciendo por generaciones, tanto como el polvo de la tierra. Toda tu familia se dispersará por todas partes y bendecirás a quienes están a tu alrededor. Siempre estaré contigo, te cuidaré y te haré regresar a esta tierra cuando haya hecho todo lo que te he prometido."

Cuando Jacob despertó se dio cuenta de que el Señor había estado con él allí. Antes de irse, Jacob usó la piedra sobre la que había recostado su cabeza para hacer un pilar y lo ungió con aceite. Le puso el nombre de Bethel que significa la Casa de Dios. Cuando se reencontró con su hermano, después de muchos años, éste le perdonó.