Buda era un príncipe. Su padre para preservar la felicidad
de su hijo mandó mantener alejado de palacio el espectáculo del sufrimiento
humano pero, a pesar de los esfuerzos de su padre, el príncipe contempló cuatro
escenas que le impresionaron: un viejo moribundo, un enfermo de peste, un
cortejo funerario y un religioso que mendigaba para comer.
A los 29 años deja todo y va en busca de la verdad. Sus
ideas se propagaron a través de sus discípulos y de los 40 años que estuvo
enseñando su doctrina.
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